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Cuando comenzó todo

Hace 8 días desperté con fuerte dolor de espalda, creí que era normal por cargar a mi segunda nena RN o por las posturas que a veces opto al darle lactancia, el dolor era soportable.
Salimos a desayunar con mi esposo e hijas antes de ir a dejar a la mayor al colegio. Llegamos al colegio de Kristel y nos fuimos a hacer mandados; seguía con el dolor de espalda y este se agudizó que hasta me costaba enderezarme y menos cargar Emma y acetaminofen no sirvió. 

Dio el medio día y fuimos por Kristel; ese día habíamos decidido ir a casa de mis papás. En el camino, justamente frente a mi trabajo comencé a sentirme mal, le dije a mi esposo que se detuviera porque quería vomitar (Le dije a Kristel que no se asustara que mami se sentía mal pero que no era nada grave. Pensé, seguramente el desayuno no me hizo mal). Seguimos nuestro camino y al llegar a casa de mis papás, de nuevo...comenzó el dolor de la boca del estómago pero me dolía más la espalda, no encontraba alguna posición que lo aliviará.
Mi papá sugirió que fuéramos al hospital porque meses atrás, uno de mis hermanos tenía dolor de la boca del estómago el cual creyó que era producto de una gastritis o indigestión y resultó ser el apéndice, a punto de una peritonitis.

Dejamos a Kristel con mis papás y nos fuimos con mi esposo y Emma al hospital, sé que no es un lugar para una bebé que no ha cumplido los 40 días pero no sabía que diagnóstico tendría así que no podía faltarle su único alimento, la leche materna. 
Llegamos a Emergencias del hospital, me sacaron sangre en los cuales mi glóbulos blancos se encontraban en 16,000 y pidieron muestra de orina, está última estaba todo ok. Me canalizaron y dieron analgésico para el dolor, esperamos los resultados.
Llego un internista a examinarme, cuando me palpó la boca del estómago el dolor era normal por haber vomitado ya pero cuando palpó del lado derecho, el dolor me llego hasta la espalda; está conectado. Decidieron hacerme un ultrasonido. Estando en la habitación, haciéndome el examen, solo veía que el radiólogo ponía en pantalla CBC...únicamente pensé: ¡Tengo CÁLCULOS BILIARES CALCIFICADOS!

Regresando a Emergencias, pedí malas noticias...el doctor confirmó que tenía cálculos que estaban obstruyendo y además de ello, la vesícula estaba muy inflamada. 
Mi mundo se me fue, el dolor de espalda en ese momento desapareció....mi preocupación eran mis hijas!!! Tengo una recién nacida que depende totalmente de mi, tengo miedo que algo me pasé y no estar para mi familia.
Me calmé y me dijeron enseguida que el cirujano tenía que hablarme; mi interrogante era si podía operarme sino tenía los 40 días de haber tenido a Emma, su respuesta fue si. ¿Puedo darle lactancia? Si, antes de la operación y 24 o 48 horas después de la misma. Agradezco a mi experiencia que había comenzado a hacer mi banco de leche en casa; tengo un esposo "chispudo" que nunca se ha ausentado y sé que podrá con nuestras hijas.

Justo antes de ingresar a sala de operaciones, puede darle lactancia a Emma. Entré casi tranquila porque ya había comido mi bebé pero no había visto a Kristel antes de ingresar. Confié en Dios que todo saldría bien. 
Recuerdo que entré a sala, el anestesista me  habló y después sólo sé que desperté en recuperación, pregunté si ya me habían operado, la respuesta fue si.
No sentía dolor. Para todo ello, ya sabía que mis hijas estaban bien...eso me dio tranquilidad.

Al día siguiente, llegó el doctor, me comentó que todo había estado bien en la laparoscopia. Me presentó a las hijas de la chingada que me había extraído, las 6 piedras que tenía. Adicional, a ello, había encontrado un quiste de ovario que estaba cerca de la vesícula que lo unía una especie de cola; sacaron muestra y la enviaron a patología. 
No estuvo de más que dijera que a partir de hoy tenía que llevar una dieta libre de grasa, adiós carnes rojas, comida chatarra (aunque en verdad no como mal) y productos lácteos.

Regresé a cada agradeciendo a Dios que estaba de nuevo con mi familia.
Todo esto de la extracción de vesícula, no lo tomé como algo negativo sino como una  aventura, o bien, un nuevo estilo de vida sano que me espera. Es el mejor ejemplo que le puedo dar a mis hijas para que crezcan y vivan mejor.

¡Gracias por leerme! Cada semana les estaré compartiendo ideas de comidas, cambios o experiencias conforme vayan pasando los días de esta vida sin vesícula.

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